Artículo de Labib Martínez de BioVegetalis.
A nuestra península llegó desde Persia. Muy apreciada por su aroma y por su estética ornamental, no faltaba en los jardines palaciegos de Al-Andalus.
En Al-Andalus era muy popular una confitura que se elaboraba con sus hojas. Se comía sola y también se usaba como ingrediente para aderezar ensaladas y postres.
En la farmacopea andalusí, la melisa es también un ingrediente muy apreciado. Abu al-jayr la describe con propiedades bactericidas, como inhibidor de parásitos y como antidepresivo. En la actulidad, los ensayos clínicos han confirmado su efectividad.
Ibn Al-jatib, en su “libro de la higiene” recomienda el aceite y el hidrolato de melisa para perfumar el cuerpo, la casa y el ambiente del hogar en otoño.
El médico persa Avicena (ibn Sinà) recomienda su consumo para fortalecer el corazón y asegurar la buena digestión tras las comidas.
El botánico almeriense Ibn Luyun lo cita entre las plantas que adornan y perfuman la ciudad palaciega de Madinat Al Zahra ( Medina Azahara).
Según Ibn Zuhr levanta el ánimo y mejora el estado de melancolía.
Como veis, todas las propiedades sobre la salud que los andalusíes atribuían al toronjil (melissa officinalis) A día de hoy, han sido corroboradas científicamente.
Y es que, la observación y experimentación recopilada por los andalusíes de las tradiciones orientales y mediterráneas, se han demostrado efectivas por la ciencia moderna muchas decenas de siglos después.
Lee el artículo sobre las propiedades del agua de toronjil (hidrolato de melisa BIO) de mi compañera Elena Arjona, pinchando aquí.
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